Beef | " La Boheme" | Elefant
Records | 2002
Beef: La Bohemia contra
la sociedad del espectáculo
Periferia y vino
Lo han vuelto a hacer: Juanjo
López, Blas Oliva y David Rodríguez (esta vez con
Ramón García al bajo y Chase Giacoberti a los teclados
y a la tercera guitarra) acaban de publicar un nuevo disco,
La Bohème que, gracias al altruismo de
Luis Calvo ya está a la venta (ah!...pero... ¿los
discos de Beef se venden?) Para celebrar tal evento
nos fuimos a pasar la tarde con David Rodríguez (descreído
y nihilista cabecilla de Beef) en su natal Sant Feliu de
Llobregat -una de las ciudades de Cataluña con más
fracaso escolar y también con algunos de los mejores bares
de tapas-. De aquella tarde nos quedamos con el recuerdo de unos
Riojas cosecheros y la siguiente entrevista.
El tufo del pasado
En todas las entrevistas se le pregunta
a Rodríguez por su pasado en Bach Is Dead y sobre
Joy Division, temas que de tan sobados, apestan y molestan,
precisamente por ello no tardamos ni un segundo en plantearle el
tema; eyaculé por primera vez en 7º de EGB,
pero yo no era de esos que se masturbaban en clase, tampoco jugué
nunca a la galleta, pero fué entonces cuando supe que quería
dedicarme a tocar algún instrumento. Ahora me molan mucho
los Bach Is Dead, antes decía que estabamos sobrevalorados
por pura pose, pero para la España de entonces (y la
de ahora) eramos lo suficientemente buenos. Ya no escucho nunca
a Joy Division, Ian Curtis era un pelele y sus discos no
soportan el paso del tiempo. Rodríguez es un excelente
conversador, apenas hay que hacerle preguntas: antes de
todo aquel circo del Noise Pop me pasaba el día en
la calle, sentado en un banco, bebiendo litronas, fumando porros
y comiendo pipas, fué así como conseguí que
los punkies me respetasen: el botellón impidió que
me convirtiese en un out-sider. Luego vino la gira del 92 (el
Noise Pop con El Regalo de Silvia, Usura, Penelope
Trip y Bach Is Dead) y me di cuenta que éramos
el único grupo de ascensión humilde, los demás
eran futuros jóvenes empresarios y ultramillonarios jugando
a hacer pop, el único vínculo entre nosotros era tener
un inglés de juzgado de guardia. La historia se
repite: igual que me tragaron a mí y tuvieron que
soportar y cargar con toda aquella mierda, ahora tendrán
que hacer el caga-traga con Balago, Camping, 12Twelve,
Plus y todo ese timo del post-rock, vaya hijos de puta, se
han cubierto de gloria, mejor dicho, los habeis cubierto de gloria.
Post-rock: Risas y estrellas
El ínclito periodista Simon
Reynolds acuñó el término post-rock porqué
según él el rock estaba agotado (todo esto lo decía
al hablar de Laika), pero a decir verdad, Reynolds se limitó
a lo de siempre, es decir, que la crítica dice más
acerca de quien escribe que de la música sobre la que se
escribe. El post-rock es un tostón, sobretodo en
España; a los Balago no me los puedo tomar en serio, me quedo
con Camping y los 12Twelve, por aquello de la humildad.
Armas, Krautrock y situacionismo
En el último la cagué
(se refiere a Misery & Lies) había
demasiado situacionismo y en general la gente no entiende mis letras
(y no hablemos ya de la música) porqué no tienen
sentido del humor; son autobiográficas.
Ante la clásica petición de lista de grupos que interesan
a Rodríguez la respuesta es sintomática y arrolladora:
de los de antes me quedo con Medication, Faded
Flower, Penelope Trip, ahora prefiero el rock canallesco
para curriquis de barrio de Los Planetas a Family,
que, la verdad, son un muermo para pijos o gentes con mucho dinero;
Astrud sí que tienen sentido. De repente
surge el pánico: el último de Amaral
es lo que le hubiese gustado grabar a La Buena Vida. A mí
lo que me hubiese gustado grabar es el Jehovahkill
de Julian Cope y ser como Iggy Pop sin camiseta;
prefiero a Selenna antes que a Èlena y desde
luego los Manta Ray cada vez me aburren más.
Progresista y galante, enamorado tanto de Lucio Battisti
como de los abyectos Rudimentary Peni forma parte de un club
de tiro de su localidad: esto es como lo de las pistolas,
ya no hace falta ir a Estados Unidos para grabar un buen disco,
no hace falta recurrir a lo de siempre, ahora tenemos a Pere
Serrano a media hora de casa, luego se lo enviamos a Wharton
Tiers (productor de Sonic Youth) para que le quite
los ruidos y ya está. Este es un disco que está
mucho más próximo al espíritu de Wire,
The Fall y a los mecanismos del krautrock que, desde luego,
a The Cure, cómo se ha dicho en otros medios, (otros
ámbitos mucho más cercanos al elogio gratuito del
postmodernismo: la estupidez); sorprende que el deterioro de la
crítica musical de este país haya llegado hasta cotas
tan bajas, desde aquí hacemos una llamada al estupor.La
estética del disco (de sombrio accento exyugoslavo) no concuerda
con el contenido, este es el mejor disco de Beef -en su conjunto-
hasta la fecha; no se pierdan el video de Platinum, donde
aparecen con la banda municipal de Sant Feliu en un acto, del todo
brechtiano. Soy un dj certifica que el concepto post-rock
es la catequésis del listo, áquello tan manido de
son el grupo de la crítica vendrá con
Avalon -un pop pluscuamperfecto ya apuntado en Shake Your
Money Maker-, pero sin duda, Yo Soy el Cantante es la
mejor canción de La Bohème; el desarrollo de
las guitarras junto con la letra la convierten, automáticamente,
en himno.Hemos hecho unas
chapas y una revista para complementar; un rollo a lo tenderete
The (International) Noise Conspiracy, se refiere a un
delirante merchandising que se podrá comprar en sus conciertos;
el contenido político en Beef no es menor que el
que pueda haber en La Buena Vida... cosas de la bohemia.
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