Film
Ingmar Bergman | Especial | Suecia | 2007
Desde Popchild.com queremos seguir rindiendo tributo a muchos de los maestros del cine, haciendo referencia también a los clásicos y a muchos de los que recientemente nos han dejado, pero de los que siempre nos quedarán sus bellas obras. Este es el caso de Ingmar Bergman.
Ingmar Bergman nació en Upsala, Suecia, en el seno de una familia cuyo padre era un pastor luterano, Erik, y su madre Karin Åkerblom, por lo que creció en un entorno marcado por lo religioso y lo que todo esto representa, aunque a medida que fue creciendo, pudo adquirir su propio pensamiento y adentrarse en su propia filosofía de vida, alejada de ese ambiente hermético.
Durante su adolescencia, entra a estudiar en una escuela privada de Estocolmo, ciudad en la que más tarde también cursaría la carrera universitaria. De ese modo consiguió alejarse del asfixiante y estricto entorno familiar, aunque el fantasma del pasado siempre apareció en su obra, ya que está claro que tanto la religión como la relación amor-odio con su padre marcaron el resto de su vida. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, consigue un trabajo como ayudante de dirección en el Teatro de la Ópera Real de Estocolmo, y ese muchacho más bien tímido pero con un gran mundo interior encuentra en el teatro y después en el cine, su mecanismo de expresión.
En el teatro pasó buena parte de su vida, donde fue adquiriendo tablas para lanzarse más tarde al mundo del séptimo arte. En el año 43, gracias al estupendo trabajo que hizo para la obra "La muerte de Gaspar" (1942), la productora Svensk Filmindustri (SF) le contrató para el departamento de guiones. Un año después, también escogerían uno de sus guiones para que Alf Sjöberg dirigiera esta historia que llevaba por título "Tortura", ambas dos obras en las que ya dejaba ver esa tendencia y ese peso del pasado ya que nos introduce en temas como la vida y la muerte, la soledad, Dios o el Demonio, el amor y la amargura. Bergman siguió en el teatro hasta el año 52, trabajando en el Teatro Municipal de Helsingborg, durante ese periodo dirigió su primer film "Crisis" (1946), donde narraba las relaciones materno-filiales. También durante esa época escribe una serie de adaptaciones para el productor independiente Lorens Malmstedt, cuyas últimas obras lanzan a Bergman definitivamente con títulos como "La prisión" (1948), con la que adquiere reconocimiento mundial, "Juegos de verano" (1950) y "Un verano con Mónica" (1952). Tres ejemplos que abarcan desde el drama psicológico hasta la filosofía más profunda, siempre analizando lo más profundo del ser humano y sus emociones, aunque a veces sea mediante comedias.
En ese estilo encontramos obras tan destacables como "Una lección de amor" (1954), "Sonrisas de una noche de verano" (1955) o "El ojo del diablo" (1960), diseccionando siempre las costumbres y los quehaceres de la sociedad que le rodea, a la vez que se sumerge en narrar los temas sexuales de modo explícito pero lírico y poético a la vez.
Pero sea como sea, Bergman destaca por su particular manera de tratar a los personajes, de ambientar sus historias y de explicarlas. Su estilo suele estar plagado de imágenes lentas, muchas veces ambiguas, que invitan a pensar al espectador, usando planos cerrados y mesurados, donde todos los elementos son importantes y adquieren su propio brillo. También los personajes son tratados de modo especial, mirando más en su interior que en las acciones que realizan, haciéndoles atravesar un camino a su propio espíritu y su propio "yo" que contagia al público que ve también desnudada su alma. Muchos de ellos no tiene un feliz final, sino que son condenados por su propia esencia, por su propio existir y acaban muriendo o volviéndose locos. Solo en algunos casos lograrán sobrepasar las dificultosas barreras de su mundo interior y dominar todo aquello que les perturba.
En el área del drama el director nos ofrece joyas como "El séptimo sello" (1956), en la que nos habla de la relación Dios-Humanidad, se trata de la primera obra maestra reconocida tanto por la crítica como por el gran público y cuenta con las interpretaciones de Max von Sydow y Bibi Andersson, en la que los personajes se enfrentan a su propia desolación, el film está cargado de simbología cristiana que le otorga cierto misterio.
Pero la obra de Bergman también tiene pinceladas de sutil lirismo, como demuestra con "Fresas salvajes" (1957) donde refleja su afinidad con la obra de Victor Sjöström, uno de sus autores favoritos junto a los dramaturgos Henrik Ibsen y August Strindberg de los que recoge esa preocupación por los temas universales, a la vez que sitúa la acción en atmósferas angustiantes.
La carrera del director se consolida en los sesenta con la creación de dos triologías en las que destacan títulos como "Persona" (1966) que cuenta con la interpretación de Liv Ullmann y en la que se basa en experimentar con la técnica, realizando primeros planos, dando protagonismo al sonido y a la música, y realizando parábolas sobre los sueños y las visiones. Y "Como en un espejo" (1961) y "El silencio" (1963), en las que demuestra esa preocupación constante por la soledad del individuo y su incapacidad por comunicarse o demostrar sus sentimientos, y es que los personajes del director siempre arrastran un peso en su alma que les llega a crear una serie de conflictos internos y que son la mejor baza del director. En la década de los 70 sigue cosechando éxitos con obras como "Gritos y susurros" (1972), "La flauta mágica" (1974), "El huevo de la serpiente" (1977), o "Sonata de otoño" (1978), también trabaja para televisión con "Escenas de un matrimonio" (1973), o "Cara a cara (1975), aunque demuestra su clara decantación por el teatro que de hecho es el que le vió crecer como autor y firma las obras "El pato salvaje" en 1972, "El misántropo", en 1973 o "El camino de Damasco", en 1974. Por lo que en los 80 deja definitivamente el cine y la televisión y nos regala su último adiós con "Fanny y Alexander" (1982), se trata de un film y miniserie de la televisión sueca en clave de autobiografía y que nos habla de la inocencia perdida, los ambientes sociales, el amor, la amistad y las relaciones humanas en general. Durante ese periodo, también escribe dos libros con sus memorias, "Linterna mágica" (1988) e "Imágenes" (1990), y escribe los guiones de "Las mejores intenciones" (dirigida por Bille August) y "Los niños del domingo" (dirigida por su hijo Daniel), ambas en 1992. De 2003 data su última obra "Zarabanda" con Liv Ullmann y Erland Josephson en una producción rodada en video de alta definición, que recupera su manera de narrar al puro estilo teatral.
Ingmar Bergman recibe múltiples premios durante su carrera como el Oso de Oro del Festival de Berlín en 1958, el Oscar a la mejor película extranjera (en 1961, 1962 y 1983, respectivamente) por El manantial de la doncella (1959), Como en un espejo (1961), y Fanny y Alexander (1982); la Placa de Oro de la Academia Sueca, en 1958; el premio Erasmus, en Holanda, en 1965; y en 1975 el doctorado honorífico en filosofía de la Universidad de Estocolmo.
El director fallecía el pasado 30 de julio de 2007 a los 89 años de edad en la isla de Fårö, a la que se había retirado desde hacía un tiempo. Se ha ido un maestro, pero siempre nos quedará su buen cine que seguirá influyendo tanto a los cineastas actuales como a los de las generaciones venideras.
"Un verano con Mónica"
"El ojo del diablo"
"Persona"
"Zarabanda"
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