Pop/Folk

The Hidden Cameras | "Awoo" | Rough Trade | Sinnamon | 2006

Abanderados de algo tan abstracto y unipersonal como “gay church folk music”, las cámaras ocultas saltaron al ruedo mediático tras caer en las manos de Geoff Travis, capo y mandamás de Rough Trade, una curiosa demo de cuatro canciones publicadas por un entonces desconocido Joel Gibb en su propio sello Evil Evil Imprint; corría el año 2001 y por esas fechas Canadá todavía no estaba situado en el mapa con post–it de pimpante centro musical y cuna de un sinfín de grupos de pedigrí indie, con perdón del ya por entonces interesantísimo sello Constellation y su rock de cámara.

Chequera en mano, los cámaras son contratados y pasan a formar parte del mítico sello, debutando con un excelente “The smell of our own” (Rough Trade, 03) que no deja indiferente a nadie, por un lado nos muestra a un grupo con una asombrosa facilidad para crear melodías de varios quilates que esconden referencias explicitas al sexo –principalmente de prefijo homo- bajo una cremallera aparentemente naif; este binomio funciona y crea piezas tan perfectas como “The boys of melody”, “Ban Marriage” o “The animals of prey”, por otro, nos muestra a un colectivo – más que grupo - con ansias de epatar, de llamar la atención con sus chillonas vestimentas o sus conciertos con los ojos vendados , hay, obviamente una provocación pretendida para llamar la atención y despuntar en el circo musical, esta vez desde el color fucsia.

El segundo largo “Mississuaga Goddam” (Rough Trade, 04) no defrauda sino que acentúa lo expuesto en su debut, es decir, estribillos exultante, arreglos de cuerda, misa pop y el cartel de “explicit lyrics” colgando en la cubierta; es aquí donde le grupo encuentra su identidad, su punto medio, su cancionero se muestra ahora radiante, “Doot doot plot” destapa el corcho de una colección incontestable: “Builds the bone”, “Fear is on” , “I believe in the good of life”, agriado excepcionalmente por la incomprensible “Bboy”, donde Gibbs patina en terrenos donde no sabe moverse con soltura.

“Awoo” (Rough Trade, 06) sigue en cierta medida los logros alcanzados por su predecesor y eso a su vez es lo mejor y lo peor de él; hay cierta sensación de movilidad, de reiteración que afecta especialmente a la recta final del disco donde se pide –desde ya- una renovación formal, no tanto en la inspiradísima primera tanda despachada en los primeros minutos, ahí están las maravillosas “Death of a tune”, la vitamínica “Lollipop”, “She's gone”, de lo mejorcito del lote, o “Fee fie”; y aunque los actores son los mismos el escenario ha cambiado, ya no hay lluvias doradas ni dedos en sitios oscuros, ahora y, apelando al artwork del disco, las letras giran en torno a la influencia de la luna y los ritos paganos de sexo y muerte.

Hay pues, para bien o para mal, una reafirmación formal, un carné de estilo que los hace insobornables y poseedores de unas señas que , a día de hoy los identifica y los aleja de otros colectivos y, aunque sólo sea por eso hay que aplaudir su integridad y un disco que ,a pesar de todo se aúpa de la medianía.


“Awoo”






Por: Rubén Acevedo  


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