Pop
Brian Wilson | "Smile" | | Warner | 2004
Música para sonreír
Transcurría 1966. Después de proponerse con "Pet Sounds" crear el mejor álbum de la historia de la música popular, Brian Wilson se enfrentaba a un reto todavía mayor: superarlo. Situado en la cima de la vanguardia musical junto con Lennon y Mcartney, elevado por la crítica a la categoría de genio y con un millón de copias vendidas de un single tan arriesgado como "Good Vibrations", nada podía predecir que Brian Wilson se derrumbaría. La inestabilidad emocional del mayor de los hermanos Wilson, sometido a abusos psicológicos desde su infancia por parte de su padre, la presión de la industria discográfica, su desencuentro creativo con los Beach Boys y un perfeccionismo llevado a extremos enfermizos, fueron algunas de las causas que llevaron a la cancelación de "Smile", el sucesor natural de "Pet Sounds" que nunca vería la luz. Hasta ahora, cuando el mito se ha hecho realidad.
De "Smile" se sabía lo suficiente para que se convirtiera en una leyenda. Desde el testimonio de los privilegiados que habían asistido a las sesiones de grabación, a la promesa de los cortes incluidos en otros álbumes, aunque subproducidos. Todo indicios de que Brian Wilson habría conseguido su propósito de superar o igualar "Pet Sounds" de haberlo terminado. Esto, junto a su carácter de álbum maldito, generó la mitificación de "Smile". Pero con el disco finalmente materializado, casi cuarenta años después de su génesis compositiva, llega el momento de la verdad para la leyenda: ¿realmente había para tanto? Lo cierto es que sí.
Por eso escuchar "Smile" es tan triste, a la vez que provoca una inmensa felicidad. Triste por el hecho que no fuese publicado cuando debía y porque con él se truncó la carrera de Brian Wilson; triste por hacernos imaginar todo lo que el genio creativo tras los Beach Boys habría podido dar. Y triste por lo que las crípticas letras de "Van Dyke Parks" expresan, la explosión del talento del genio loco a punto de colapsarse. Pero a la vez, la inmensa felicidad de poderlo disfrutar finalmente, y sobretodo la felicidad que transmiten sus canciones, lo que era en definitiva el objetivo último de Brian, consciente que su trabajo consistía en hacer feliz a la gente. Wilson, convencido del poder curativo de la risa, se planteó con este disco hacernos sonreír, y aunque con cuatro décadas de retraso, al fin lo ha conseguido.
Formalmente "Smile" está divido en tres partes. La primera gira alrededor de un "Heroes and Villains" ampliado respecto la versión que se conocía, y pretende ser "muy americana", en un momento en el que la hegemonía musical de los Estados Unidos se veía peligrar en su propia casa ante el fenómeno Beatles.
La segunda parte, más intimista, es una especie de transición entre la vitalidad de la primera y la experimentación de la tercera. Incluye la significativa "Surf’s up", el tema más personal de Brian Wilson desde "In my room", que expresa a la perfección el tormento del genio (en su autobiografía Wilson no se cansa de repetir cuánto significa para él su estribillo, "Columnated ruins domino!"). En la tercera, encontramos temas experimentales como "Vega-Tables" (publicada anteriormente como "Vegetables"), en los que el sonido hecho al masticar verduras se convierte en percusión, o la instrumental "Mrs. O’Leary’s Cow", también conocida como "Fire", tema tortuoso que Brian, en su delirio, creyó poseedor de poderes maléficos. Esta tercera parte se cierra con la luminosa "Good Vibrations", "una pequeña sinfonía de bolsillo" según Wilson, que apareció como un single independiente después de "Pet Sounds".
Concebido como un todo, los cortes de "Smile" se enlazan unos con otros cristalizando en los bloques antes enumerados, a través de temas musicales que se repiten creando esta sensación de unidad más propia de la música clásica que del pop. Esta unidad reafirma su carácter de obra maestra, carácter que, por influencia de la leyenda o no, se percibe tras la primera escucha de "Smile". Trabajo tan perfecto como ambicioso, no se resiente en la voz de un sesentón Wilson –uno de los grandes temores-, que puede ser dinámica cuando hace falta, pero también trágica y sincera, con la ironía que representa cantarle al temor a que todo se desmorone desde la certeza que el colapso irremediablemente se produjo. "Smile" es sobretodo el sueño de Brian Wilson, un sueño que él merecía que se hiciese realidad. Pero lo mismo se puede aplicar a los afortunados que lo escuchen.
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Smile
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