Indie rock
Blonde Redhead | "Misery Is A Butterfly" | 4AD | Everlasting | 2004
Gigantic!
¿Sería capaz tu corazón de esperar la sonrisa de tu alma gemela durante una cura obligada de más de cuarenta años?
Seguramente sí, sobretodo teniendo de fondo el excelente sexto álbum de Blonde Redhead. Por la cabeza pasan grandes recuerdos de inmemorables canciones y que son algunas de las novedades más atractivas junto al segundo álbum de los Liars, el reciente de Xiu Xiu y el debut de TV on the Radio en estos primeros días de la primavera.
“Misery Is A Butterfly” es ese juguete que cualquiera de nosotros querría tener y sólo compartir con la almohada en un ambiente familiar protegido por una cortina suave, un poco transparente e infranqueable. En definitiva, el disco hará las delicias de todo individuo amante de los diversos estilos que conviven dentro de una escena minoritaria.
Estamos de enhorabuena tras casi cuatro años sin saber noticias del trío Blonde Redhead. Vuelven con un álbum impresionante y cautivador, pero sin olvidar sus señas de identidad. Las aventuras del grupo arrancan en Nueva York por allá 1993 por el interés mostrado por Steve Shelley, el batería de Sonic Youth. En un principio la banda estuvo formada por un cuarteto, dos chicas japonesas estudiantes de arte y dos hermanos gemelos procedentes de Italia. Al cabo de dos años, Maki una de las chicas dejaría la banda y el bajo iría pasando por varias manos.
El nombre de Blonde Redhead en España empezó a coger fuerza a raíz del aplaudido “Melody Of Certain Damaged Lemons” (2000, Touch & Go), un disco en el que el rock experimental era el denominador común. Ahora vuelven con once canciones en las que la electrónica se une a los instrumentos clásicos, así como sacando el mejor jugo a las secciones de viento y cuerda.
“Elephant Woman” ha sido escogida como primer single del álbum, single más que acertado dando alas a la magia que esconde la voz de Kazu resultando una belleza cristalina de cotas difíciles de superar.
El frío polar llega con la inédita del single: “Tons confession”, a lo Hood. Con una voz que deja bien claro lo que significó y significa para muchos el shoegazing y la obra de nuestro admirado Kevin Shields.
Blonde Redhead revindican que tienen un lugar en la línea que forman Velvet Underground, Sonic Youth, The Jesus & Mary Chain, My Bloody Valentine y Whipping Boy entre otros, al mismo tiempo que expresan su admiración por la obra de Serge Gainsbourg.
En “Misery Is A Butterfly”, las once canciones dan forma al álbum con un diseño que es puro arte y recuerda las mejores obras del catálogo de 4AD. Cada canción merece una escucha adecuada desmarcando las voces de Kazu y Amedeo que te rompen en mil pedazos, letras sobre el amor torcido o prohibido. Canciones que entran a la primera, no dejando espacio a la inconsistencia. El ritmo lo encuentras en “Falling Man”, en la drámatica “Maddening Cloud” y es “Equus” la más bailable e ideal para pincharla con “Lola Stars And Stripes” de The Stills, mientras el tiempo pasa a modo de nana con “Magic Mountain”. La autodestrucción llega con “Messenger” ideal para mezclarla con “Maps” de Yeah Yeah Yeahs, apareciendo el lado Doors, siendo “Pink Love” la épica del disco cantando a la vez Amedeo y Kazu.
Como datos de interés destaca una producción a cargo de Guy Picciotto, ex Fugazi contando con la participación de John Goodmanson, por sus manos han pasado bandas como Bikini Kill, Posies, Low, Sleater-Kinney o el “Transatlanticism” de Death Cab For Cutie.
El bajo ha sido tocado por Skuli Sverrisson. La sección de cuerda por Eyvind Kang, residente en Seattle y que también ha trabajado con Laura Veirs. Tanto Sverrisson como Kang viven en la escena de las composiciones más vanguardistas y son constantes las colaboraciones en Tzadik, el sello de John Zorn.
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Misery Is A Butterfly
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